Desde el principio de los tiempos la gente ha hablado del encuentro con seres extraordinarios, seres "sagrados"seres que no pueden ser entendidos como buenos o malos. Frecuentemente representados con características tanto positivas como negativas. Por mencionar dos ejemplos que se vienen a mi mente en este momento uno es el del ángel que se enfrenta a Jacob el primero se aparece en representación del dios judeocristiano un símbolo del acercamiento humano a lo divino a través de las convicciones propias de los mortales y el otro ejemplo es una visión mucho más moderna pero igual de relevante, ya que lleva el mismo mensaje de enfrentamiento un acercamiento a lo que está más allá de nuestro alcance existencial, el Séptimo sello de Ingmar Bergman, [fragmento de película con frase impactante] una película donde la muerte decide mostrarse ante un caballero pospone su fatídico destino a a través de un juego de ajedrez, estoy seguro que existen muchos más ejemplos pero por ahora estos servirán para adentrarnos en el tema por venir.
A esta altura ya se imaginarán a donde me dirijo, por supuesto nuestros pueblos originarios tenían su propia versión de un encuentro fortuito con fuerzas superiores a las humanas, fuerzas no terrenales que caminaban por esta tierra, y que caprichosamente decidían poner a prueba a algunos de las personas de estos lugares, y que tras dicho encuentro el humano también tenia un acercamiento con las fuerzas que estaban más allá de nuestro entendimiento pero con una característica muy particular, el encuentro ponía a prueba de forma extrema el valor de quien tuviera la fortuna o mala suerte, según como se vea de encontrar tales fuerzas y como verán el encuentro era impactante y poderoso.
Así que en esta ocasión veremos el relato del Hacha Nocturna, su significado y como se esperaba que actuaran las personas ante su presencia.
Donde se dice del agüero, lo que se conocía como augurio:
Cuando en la noche alguien oía como que clavaban algo,
como que rajaban maderos,
se decía que era el hacha nocturna.
y era el presagio,
que auguraba, se tenía por sabido el augurio
llamado hacha nocturna.
Se hacía oír cuando la tierra del todo se había sumergido en sueños, cuando ya nadie hablaba en voz alta.
(Cuando) los sacerdotes iban a hacer penitencia (cuando) iban a colocar (ramas de) oyamel (como ofrenda)
en sus lugares de penitencia sobre las montañas,
y por donde quiera que iban,
se oía, se hacía oír,
como si alguno cortara algo, como si cortara madera.
Muy lejos se escuchaba, Amenazante;
Atemorizaba a la gente, la hacía desmayar.
Decían que el hacha nocturna no era más que Tezcatlipoca,
quién se burlaba y espantaba a los incautos.
Se decía que si quien oía esto había padecido aflicciones, si poseía un valeroso corazón, si no era asustadizo, si era un mancebo afortunado
en seguida se le arrojaría, le perseguiría,
ya no lo dejaría en paz.
para así verle bien, para retarlo como a un hombre;
forcejearía con él, lucharía con él,
y para esto lo seguiría, lo perseguiría, lo llevaría agarrado, haciéndole correr,
para así alcanzarlo y ver cómo era su aspecto.
Así se decía que quien lo alcanzase, vería que podía apaciguarlo aunque aunque con dificultad;
tenazmente lo perseguiría; le acecharía por todas partes;
en todas partes lo andaría cazando. Cuando al fina lo fatigara, en alguna parte del camino lo esperaría,
y así lo vería, se le presentaría, como un hombre con el pescuezo cortado,
con el pescuezo incompleto, con el pescuezo perdido
y el pecho abierto, la entraña expuesta.
y dicen que lo que sonaba era su pecho,
como si se juntaran (sus bordes), como si cerrara constantemente su abertura,
como si se cerrara constantemente una cosa con otra, como si comiera con escándalo.
y aquel a quien se había aparecido,
ya fuese un sacerdote, ya fuese un guerrero animoso que hubiese padecido aflicciones,
tan pronto como lo alcance y contemple,
le vería el corazón;
se lo arrebataría de prisa; lo tomaría con fuerza para arrancarlo;
lo apretaría reciamente con la mano; lo aprisionaría.
y le pediría que le diera algo, que le obsequiara algo, que le hiciera algún merecimiento.
Tal vez (le diera) riqueza, quizá le hiciera cautivar (enemigos), tal vez (le daría) virilidad;
o tal vez pobreza, quizá la coa, quizá el mecapaI (metal. lo convirtiera en campesino o en cargador). y así se decía que era eso todo lo que había merecido,
que se había hecho su recompensa.
Y si se le hablaba, contestaría la encarnación de Tezcatlipoca :
"Amigo nuestro, colibrí, enemigo, ¿ Qué me dices? ¿ Qué deseas de mí? Déjame partir.
Yo te daré lo que quieras."
y entonces lo nombraría, lo llamaba por su nombre,
cualquiera que fuese su nombre, su nombre de noble.
y le diría el hombre que había descubierto:
"No te liberaré, que yo mismo te he capturado."
y a esto le contestaba: "He aquí una espina;
te la doy; déjame ir."
Más el testigo no se embelesaría con ella, no la miraría bien el de esforzado corazón. Sólo lo liberaría si le entregaba tres o cuatro espinas,
que servían para anunciar a todos su destreza en la batalla, que no se esforzaría en vano;
que su fama grande sería entre amigos y enemigos ,mostrando a la gente las espinas que había ganado.
Con esto se hacía merecedor ahí de lo que daba alegría y consolación sobre la tierra:
las flores, el tabaco, la riqueza,
el manto, el bezote largo, el colgajo.
Y se decía, así era conocido, en la plática constante,
que aquel que no le obligara a hablar, y sólo le tomara, le arrancara el corazón,
que debía huir de su ominosa presencia,
huir arrancándole el corazón;
en alguna parte debería esconderlo; envolverlo cuidadosamente; envolverlo apretadamente,
y entonces, mirar hacia el alba,
donde le mostraría en visiones si sus acciones fueron dignas y honorables
Si la visión era de una pequeña pluma blanca y suave,
o una o dos espinas,
en seguida sabría que algo bueno era lo que merecía.
Más si la visión era de un carbón o un andrajo.
Entonces descubría que sólo miseria y pobreza había alcanzado.
Y si alguno, que no fuese un mancebo con fortuna,
sin base, sin fundamento, un hombre cobarde,
se atrevía a perseguir a Tezcatlipoca encarnado
entonces nunca lo atraparía, condenado a sólo escucharlo apenas unos pasos detrás,
se amortecería, abandonando aquellos esfuerzos estremeciéndose
le sería imposible perseguirle, se fatigaría,
Se cansaría y se le amortecerían las carnes;
se echaría al suelo por el camino; ya no caminaría bien.
Sólo pensaría que tiene la maldición del hacha nocturna
que por algún tiempo lo castigaría y lo espantaría
con la enfermedad, con la muerte,
con que le daría gran miseria, esclavitud, pecado
por haberla encontrado.
Y se decía, así era conocido, en la plática constante,
La gente conocía la naturaleza caótica de Tezcatlipoca quién ocasionalmente tomaba forma física para probar la entereza de los mortales, más sin algún guerrero valeroso lograba enfrentarle salir victorioso del encuentro podía exigirle un tributo como signo de victoria.
Si Tezcatlipoca era vencido entonces regateaba el precio de su derrota, demostraba su naturaleza caótica llamando amigo en este caso colibrí al guerrero que salió a su encuentro en la misma oración la dice enemigo, Tezcatlipoca demuestra su poder al llamar por su nombre al guerrero que tuvo el valor de enfrentarle, después de esto haría su primer ofrecimiento una espina, pero un guerrero que se preciase de valor no aceptaría menos de tres espinas.
Mas en semejante aterrador encuentro es normal que no todos mantenga el valor de enfrentar a Tezcatlipoca en una forma tan cruda, algunos de ellos arrancaban el corazón y lo llevaban para ser enterrado en el cerro, a aquellos les esperaba una respuesta en forma de una visión al amanecer, al despuntar el día, si eran dignos, entonces tendrían una vida de fortuna y suerte de lo contrario sufrirían por mucho tiempo.
Y por ultimo había tales guerreros que eran cobardes por naturaleza, quienes por ego se lanzaban al encuentro aquellos, enfrentaban por completo al Yaotli, al enemigo que podía ser Tezcatlipoca, ante ellos desaparecía la figura decapitada, mas sin embargo la escucharían venir acercarse en su día a día, les atormentaría les asustaría, los haría enfermar hasta que partieran de este mundo atemorizados enfermos derrotados por Tezcatlipoca mismo una fatídica noche en que escucharon un hacha en el monte..
Así como en el filme el séptimo sello nos muestra a la muerte que toma forma física para hablar y discutir sobre aspectos filosóficos de la vida con un caballero medieval educado, así como el angel se apareció a Jacob para luchar con el en nombre del dios judeocristiano, así Tezcatlipoca toma forma de un cuerpo decapitado para poner a prueba el valor y coraje de las personas que el escogía, la vision, portentosa sin duda, una visión terrible de tal impacto que horrorizaría al más fiero guerreo una visión destinada a seleccionar a los mejores guerreros, aquellos mas aguerridos, mas atrevidos, solo aquellos con suficiente fuego en el corazón serían capaces de enfrentarse al espejo que humea. El relato mismo advierte a los cobardes cuál será el resultado de enfrentarse al señor humeante si no están preparados pues aquellos que no sean dignos de sus mejores merecimientos sufrirán una vida corta llena de infortunios sufrimiento y miedo. Sin duda una forma valerosa y aguerrida de encontrarse con poderes más allá de nuestro entendimiento, pero esta tierra nos ha enseñado que enfrentar a los viejos dioses que caminan sobre nuestro amado Tlaltipac no es una tarea fácil pero que si se hace de forma sincera y valerosa con el corazón mismo, al final de la prueba los antiguos dioses nos sonreirán.
Así que ya saben a lo que se enfrentan si una fría noche escuchan en el cerro el sonido de una hacha hacendosa contra un tocón de madera.
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